Los días que siguieron a esa revelación fueron
de preparación ante el inminente combate.
El
Errante
nos reuniría en forma periódica en su casa de Villa Crespo, a fin de elaborar
una estrategia. La totalidad de los Fratelli
compartía el hecho de haber sido activistas en distintos ámbitos, con una doble
práctica política y militar.
Todos, sin excepción, formaron parte de
distintas orgas, muy propias de los ‘60 y ‘70.
Por esa razón y por otras que no vienen al
caso mencionar, la dirección táctica estará a cargo de cada uno de los miembros
de la Fraternidad.
El, por su parte, mantendría la conducción
estratégica, es decir la coordinación de fuerzas y de las acciones del
conjunto.
La Resistencia
estaba en marcha.
Los concilios eran también una excusa para orar y retemplarnos. Terminaban, de manera inmutable, en lecturas de maestros de vida: Jesús, Confucio, Gandhi, Buda, Zarathustra, Lao-Tsé, los maestros jassidim, los profetas bíblicos...
Cierta
vez, se extendió sobre la condición y naturaleza de la hermandad.
Aborrecía el mesianismo, sus discursos y el
elitismo.
Con la frase “los Fratelli no eran ni
debían convertirse ni confundirse con una secta salvacionista, de elegidos o
iluminados” instituyó el mandato supremo del grupo.
Esa tarde de enero se detuvo muellemente a
explicarnos que eramos una especie de “vanguardia no deseada ”, unidos por el
“misterioso azar ” del vino de la Amistad
y devoción por la Mujer Eterna.
Los demás estábamos seguros que él encarnaba
al dios de la amistad, tal su
bonhomía y desprendimiento.
“Nos eligieron para la condenación, no para
ser salvados”, repetía una y otra vez.
“Como Jesús -y antes que él, los profetas- que expiaron culpas de otros,
nosotros -acentuaba- deberemos pasar por la instancia
del sacrificio, porque sin sacrificio no hay verdadera liberación”,
pronunciaba con firmeza.
De la doctrina del Errante, síntesis del pensamiento y la práctica del Círculo, me parecieron relevantes estos aforismos expuestos de manera fragmentaria durante debates interminables:
“No hablaremos jamás de salvación. La
redención es imposible, no así el ansia de redención”.
“Tenemos que hablar de liberación, de
conseguir cierta paz en la guerra, de vivir agónicamente, de meterse hasta los
tuétanos en el barro. Y desde allí dar
el salto hacia una existencia auténtica, con todo el dolor, la alegría y la
inseguridad que conlleva”.
“No sabemos bien en nombre de qué nos
sacrificamos. Podemos intuirlo. Pero igual deberemos descender donde no hay luz
para descubrir-nos. Deberemos sacrificarnos para crear y re-crear, inventando
un mundo, perfeccionándolo. Mejor arder y consumirse que navegar hacia la
nada”.
“Sostenemos un optimismo trágico, aspiramos a
una existencia recuperada, sin escisión entre lo cotidiano y el ser
trascendente”.
“Hay hombres que creen que lo más importante
es la inteligencia. En verdad les digo que vale más el coraje que la
inteligencia”.
“El principio que guía el Cosmos está
escondido. Ella anticipa el fuego.
"El alma tiene su propio Logos, que brilla por sí mismo y no refleja otra luz que la
propia”.
Glosario
Jassidim (jud.): secta de los piadosos, rama del judaísmo religioso. El jasidismo germinó entre los siglos XVI y XVII e irrumpió en el siglo XVIII. Proclama la posibilidad de unirse personal y existencialmente a Dios.
Mujer Eterna: el ideal de mujer de la hermandad. Recuerda mucho al “modelo” espiritualizado de mujer de los grandes poetas italianos del Renacimiento (Dante, Petrarca).
Logos (gr.): palabra, pensamiento, razón. A la manera de Heráclito, el Errante creía que el cosmos estaba regido por una inteligencia o ley superior, emanada de Dios.