Oscar de la Calle dio cuenta en el Cuaderno de los antecedentes y comienzos de la invasión, de su desarrollo posterior, del papel
del Movimiento y de su líder natural
-el Errante- durante el curso de la
guerra de liberación y hasta el final de la
Edad del Hierro (1999-2001).
El manuscrito -que guardo devotamente- me fue entregado por él mismo en estado de gracia, según sus propias palabras, cuando atravesaba
el peor estadío de una extraña enfermedad. Octubre era el mes y el verdor
resplandecía.
Escrito en su local de Felipe Vallese al 3100,
entre los meses de abril y setiembre del 2001, está redactado a modo de relato,
aunque también asoman crónicas, notas al pie de página, recopilaciones de
escritos del Errante y materiales
cuyo contenido me fue vedado comunicar.
A pesar de algunos saltos temporales, la
historia guarda una gran fidelidad con lo sucedido y su contenido es revelador, en el más exacto sentido del
término.
Leyendo y releyendo el texto, entendí con los
años -y aclaro que otros no comparten esta opinión- que el Cuaderno de Insomnio, además de crónica sobre acontecimientos
históricos, es la puerta arcana a otro conocimiento: el de los hechos, lugares
y entes siniestros, el cono de sombras -el eclipse, diría Oscar- de aquello que
denominamos “lo real’, el revés del
mundo previsible que habitamos.