miércoles, 17 de octubre de 2018

CUADERNO DE INSOMNIO - XI. DÍAS DE IRA

XI. DÍAS DE IRA

El más dispuesto a llevar adelante el operativo de aniquilamiento sin ningún tipo de demora era Pedro Abella, con quien alguna vez compartimos sin saberlo -hace mucho y por unos pocos meses- proyectos políticos y sociales bajo la forma de una convergencia de fuerzas populares.  Ahora Comandante Tercero, Pedro siempre fue un militante aguerrido, proclive a la acción directa, realista hasta el tuétano, con grandes conocimientos históricos, producto, por un lado, de una antigua formación de cuadro maoísta, y por otro, de su carácter impulsivo.
Su axioma preferido: la vida es lucha, luchar es vivir. Tácticas preferidas: avanzar en oleadas; dar rodeos cuando es el enemigo el que persigue; concentrar fuerzas cuanto más adversas sean las circunstancias.

Daniel Vizzini, el Comandante Segundo, no estaba de acuerdo con el apresuramiento.
Insistió -con bastante vehemencia- que se debía planificar la contraofensiva hasta en sus mínimos detalles. Por sus características, el operativo planteaba varios problemas de índole técnica y humana (nunca mejor puesto el adjetivo).
Nos dio tres horas para resolverlos. Las opciones deberían  presentarse por escrito.
De los aspectos técnicos, se encargarían Daniel Mavied y Carlos Távola. Pedro Abella y Jorge Gamarra se abocarían a los recursos humanos
En  otras palabras, la búsqueda de los mejores combatientes de la ciudad. 
A Mateo Soler y a este cronista se nos encargó elaborar una estrategia alternativa en caso de una nueva derrota. Era notorio que había cambiado las especializaciones de cada uno de los miembros de la Fratría. 
Las tres comisiones desembocarían en un Plenario Decisorio, instancia concebida en el Estatuto para los casos extremos y que implicaba que sólo podía aprobarse una medida de tan vastos alcances con el consentimiento unánime de la totalidad de los Fratelli. 

Acta-Declaración

“En el séptimo día del mes de enero del nuevo milenio, reunido en Plenario Decisorio, teniendo como escenario una gravísima situación imperante, el Directorio del Movimiento de Liberación ha resuelto aprobar:
En primer lugar, una Contraofensiva Integral, en dos etapas, con plena utilización de todos los recursos y medios disponibles.
En segundo término, un Programa Básico de Masas, profundización de la Movilización Política para la Guerra de Resistencia, bajo la consigna “todo el poder al pueblo”, a fin de ser aplicado en lo inmediato, independientemente de los resultados militares. El Programa impulsa la constitución de gobiernos autoorganizados en las zonas liberadas.
En tercer instancia, un Plan Alternativo, que contemple las etapas del repliegue ordenado hacia la zona del Delta ”.  

Desde algún lugar de la ciudad, el acta-declaración se distribuyó a los capitanes.
Junto con ella, los documentos ampliatorios del plan militar.
Al mismo tiempo, la cadena informativa radial -integrada por nueve emisoras de baja potencia y el Centro de Comunicaciones Electrónicas- difundió un mensaje del Comandante, llamando a cumplir estrictamente las instrucciones de los Consejos de Defensa Barriales  (CDB).

¿Y el Príncipe de las Tinieblas? Por la sección Epsilon de la red de inteligencia en territorio ocupado, sabíamos de su permanencia en la Torre de Humedad, en la temible Región Fronteriza, muy cerca de las dársenas.
Custodiado por una guardia pretoriana integrada por 500 demonios decuriones, en el primer anillo; 5000 demonios-milites en un segundo círculo y 1500 biothanati y vykrolakas en el anillo externo, meditaba sus próximos pasos.  

“Negrura entre las negruras, el caos era su padre, la luna su matriz y la tierra de los cementerios su alimento”, había profetizado el poeta irlandés Thomas Flaganny en el siglo XV. Criado en el vientre del viento, llevaba y traía la sombra del Sol por el cielo de la urbe, acumulando, a manera de condensador, energía abisal.
En esa zona, las siniestras fluorescencias hacían bailar a perros lúbricos, mientras se concretaban uniones monstruosas entre vykrolakas y prisioneras, bajo un cielo alucinatorio, siempre en coincidencia con los testimonios que Epsilón reunió en aquellas jornadas.
La vigilancia de biothani y hombres-demonios se extendía durante todo el día, aunque la luz del sol dañaba su sistema inmunitario.
De ellos tenía que dar cuenta la compañía de Cazadores regida por el capitán Facundo: 337 guerreros entre combatientes, milicianos y auxiliares, cinco vehículos blindados y un anfibio, con el respaldo de una sección de las FEI.
Podrían parecer muchos, pero la Región englobaba unas diez manzanas, cerca de la Usina II. Sin dudas, golpear la Torre de Humedad era golpear el corazón de la invasión. Pedro Abella estaba dispuesto a llegar hasta el antro, si era necesario solo o acaudillando una oleada de fieles seguidores, dispuestos a inmolarse en nombre de los caídos. Con virulencia y furia desmedida, el Hombre de Cromagnon como apodaban al Comandante Tercero desde la "primavera" del ‘73, buscaba vengar a los víctimas de la invasión. Un mal vestigio de otra época, comprensible, sí, pero no adecuado a la fase crítica a la que la ciudad estaba sometida.  

Al tiempo que se acercaban horas decisivas, preludiaba la ejecución de un inédito plan general de defensa. Comprendía las zonas liberadas de la  ciudad (un 75 % del territorio) bajo la tutela de un cuadrunvirato elegido entre doce capitanes.
El día 30 del último mes del año principió la contraofensiva al mando del Comandante TerceroDesde el puesto ubicado en Plaza San Martín coordinaba los grandes movimientos de tres columnas principales y una secundaria, agrupadas bajo la designación de Columna Sur
Su plan de oleadas humanas, al mejor estilo vietnamita, había roto las primeras líneas enemigas. Más de cinco mil hombres y mujeres tomaban parte del dispositivo que se había iniciado a las 6 de la mañana.
Pronto, las falanges del Adversario se replegaron hacia la última línea defensiva de la Región Fronteriza, donde cazadores e infantes libraban feroces combates desde las 05.40, con la misión de aniquilar al triple “cinturón” de acero que rodeaba al Oscuro.

Próximo al amanecer, acaeció un eclipse de luna. Con este fenómeno anómalo, los invasores habían recobrado una robustez pasajera. El astro, recubierto de un manto púrpura dejaba escapar destellos mefíticos, mientras un viento cargado de agua azotaba los techos. Proveniente del río, la corriente fría arrastraba aguijones de escarcha. 
Los combatientes de la Columna Sur daban señales de pesadez en sus movimientos.
La tierra se congelaba segundo a segundo. Tan pronto la oscuridad cedió, los rincones luminosos de la mañana se filtraron entre edificios. Los deformes  volvieron a debilitarse. Cuando el reloj daban las 11.30, el balance parcial de la batalla era desfavorable a las LegionesLas consecuencias, a todas luces, daban vuelta los planes del Dictador Negro.  

De improviso, el cielo enrojeció. Un lago de sangre helada manó de la Torre de Humedad, iluminando el contorno neogótico. Los altos muros de granito que acunaban al Maligno cayeron. Su figura espectral, había crecido por lo menos cinco veces de tamaño desde la epifanía en el Parque. Cadáveres de demonios-milites y decuriones, junto a plátanos arrancados de cuajo, adoquines y vehículos incendiados fueron arrojados a la dársena. ¿Cómo expresar con palabras lo que ocurrió entonces? Frente al portento, la lengua es un instrumento rudimentario, casi irrelevante. 

El furibundo Animal, portador de todos los males, inició una serie de transformaciones. Fue Argon, el guardián de trescientos ojos; también Hybris, el dragón sin alas, después Azoth, el vulcano de las grutas mediterráneas; más tarde se convirtió en chacal etíope, siendo sucesivamente bestiis -el gato infernal-, Baco, datura, luna creciente, andrógino, llama de fuego azul, luz fría, sombra de Dios, Leviatán, escorpión. Sus tres caras miraban al norte, región de muerte y decadencia.
Un vaho pestilente salía de las llagas y el sudor envenenado provocaba alucinaciones.  La ciudad avistaba en un rojo sol gigantesco, la cara de Abbadón estampada como una calcomanía grotesca, ora riente, ora suplicante.

“Yo soy el Divino Maestro. Quienes me sigan conocerán la Triple Corona del reinado de Saturno. ¡Ábranse puertas de la Oscuridad! La Luna perfecta, la Estrella Dorada, el Rey del Mundo los espera. Habitantes de la Nueva Babel: soy el Gran Proscripto, el Hijo caído y condenado por un Padre injusto y cruel. Los invito a la Rebelión Perpetua, a la Verdadera Iluminación, a la salvación por el pecado!”, proferiría atronando el aire. Cielo y tierra palidecieron. La atmósfera sulfurosa se propagaba velozmente. El torso desmedido se hinchó hasta explotar. Ya se había hecho mediodía, hora propicia a Satán.

Sorprendiendo a propios y extraños, Pedro Abella, almenado por un pelotón de avanzada, se puso a tiro del Gigante, aferró con fuerza un lanzacohetes, desprendió el seguro y pulsó el gatillo. El proyectil de acero con cabeza de bronce voló, estrellándose en el abdomen de la Bestia, atravesándola de lado a lado sin estallar. Malherida, lanzó un grito más poderoso que cien truenos. Girando sobre sí, descargó esferas llameantes hacia las cuatro direcciones. Una de los bólidos impactó en el propio tirador, quien se derrumbó en pocos segundos. Silencio mortal.

Un manto de sombra cubrió el sol durante seis minutos. Al final del eclipse, cargado de electricidad, el aire pernicioso se concentró en el emplazamiento. En ese lapso, las tropas de la Columna Sur, FEI y Cazadores, acometieron las posiciones de las Legiones, librando combates cuerpo a cuerpo con toda especie de demonios, que huyeron internándose en el extenso sistema de desagües cloacales.
Una vez rescatado el cuerpo sin vida del Comandante Tercero, estrecharon el cerco sobre los restos de las Legiones y rociaron con lanzallamas el reducto de los decuriones, dando término a la primera etapa de la contraofensiva áurea.  
Carlos Távola había asumido la dirección de la Columna SurSu misión era perseguir al Mórbido y encerrarlo en el círculo de luz, antes del solsticio de invierno.


Glosario

Sección Epsilón: grupo de inteligencia detrás de las líneas enemigas, integrado por mujeres. Generaron el primer foco de rebelión en territorio ocupado. Fueron capturadas y asesinadas en la madrugada del 14 de mayo, horas antes del inicio de la ofensiva final.
Torre de humedad: construcción cilíndrica asentada sobre suelo arcilloso, rodeada de foso. Medía 50 metros de alto y 10 de ancho. Fue construida en menos de una semana por un manipulo (tres centurias).
Región fronteriza: no existen referencias confiables de esta frontera, llamada así por Oscar de la Calle. Las anotaciones del cronista -en este punto- son notoriamente imprecisas.   
Milites: los demonios milites actuaban en la primera línea de los combates cumpliendo el papel de tropa de infantería.
Thomas Flaganny (1459-1492):poeta irlandés, autor del Tractatum Tripartitus (I, Sophia; II, Kerigma; III, Hipóstasis).